jueves, 20 de noviembre de 2008

CAUSAS Y CONSECUENCIAS


En 1884 Porfirio Díaz abandono el término de la no reelección y con esto se mantuvo en el poder hasta 1911 en una dictadura.

Las causas directas de la revolución de 1910, surgen en el porfiriato. Este era el periodo en el cual gobernó Porfirio Díaz. La sociedad mexicana estaba dividida en varias clases; la aristocracia feudal o "alta sociedad", la burguesía nacional, la pequeña burguesía o clase media y el proletariado y los campesinos. Esos treinta años fueron una dictadura. El porfiriato enriqueció a un pequeño grupo de familias, a costa del trabajo de los campesinos y de los obreros que formaban la mayoría de la población. Se constituyó, entonces una clase rica que era dueña de haciendas, de fábricas, de casas comerciales y de negocios financieros. Además de los bienes económicos, este grupo de ricos controlaba el poder político y disfrutaba de una preparación cultural suficiente para sojuzgar al resto de la población mexicana. Además se mandaba por la fuerza a los jóvenes al ejército.

Causas sociales: La inversión de fuertes capitales extranjeros se hizo a costa de explotar todas las riquezas naturales, incluyendo la mayor; el hombre mismo. Esto es, se dispuso de mano de obra barata o regalada por el desmedido apoyo que el gobierno dictatorial concedió a los capitalistas. La explotación a la que se sometió a los peones en las haciendas, las minas y las construcciones, y a los obreros y artesanos en las fábricas fue determinante en la consecución de la lucha armada. La economía mexicana creció y la red ferroviaria se extendió considerablemente. Hacia 1910 el porcentaje de familias sin tierras representaba el 96.9 % de la población total del país.

Surgimiento de Partidos:
Después de que se anunciara la posibilidad de un cambio político surgieron 2 grupos principales de tendencia revolucionaria: el Partido Nacional Antirreeleccionista y el Partido Democrático, mientras que los grupos de tendencia porfirista, como el Partido Nacional Porfirista y el Partido Científico optaron por reorganizarse para actuar mejor ante la inminencia de una campaña de electoral. Otra agrupación que también se desarrolló con cierta amplitud, fue el Partido Reyista.
En el Partido Democrático se encontraban personas que encontraban preferible que Porfirio Díaz siguiera al frente del poder, pero creían que era necesario que se buscara un candidato distinto a Ramón Corral para la Vicepresidencia de la República, como lo manifestaron en abril de 1909; sin embargo este partido no alcanzó la popularidad necesaria y fue disuelto. Ante esta situación, el Partido Científico presentó como Candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, a Porfirio Díaz y a Ramón Corral, respectivamente.
En mayo de 1909 estaba funcionando ya el centro Antirreeleccionista, en cuyas filas se hallaban personas que poco más tarde iban a tener una importante actuación política, tales como: Francisco I. Madero, Emilio Vázquez Gómez, Toribio Esquivel, José Vasconcelos y Luis Cabrera. El primero de ellos, Madero, ya se había hecho célebre para entonces, debido a la publicación su libro titulado “La Sucesión Presidencial en 1910”, en el que hizo un estudio de la situación política mexicana, con cierto criterio revolucionario.
El Partido Reyista, sin tener propiamente un programa doctrinal completo, comenzó a trabajar para presentarse a las elecciones con dos candidatos: el General Porfirio Díaz para la presidencia y el General Bernardo Reyes para la Vicepresidencia, sin embargo Porfirio Díaz lo comisionó con un pretexto de tipo militar para ir a Europa, dejándolo fuera de la escena política. El Partido Reyista se disolvió y sus miembros formaron el partido nacionalista , que participó junto con el Partido Antirreeleccionista, en la Convención Nacional Independiente, que tuvo lugar en la Ciudad de México en abril de 1910.
Para dar impulso y vigor al partido y a la Convención, Francisco I. Madero realizó una gira por algunos Estados de la Nación, lo que logró despertar entusiasmo en algunos y aumentó el número de integrantes de la Convención. Una vez instalada plenamente, se puso a discusión el tema de las elecciones y se resolvió presentar como candidato a la Presidencia de la República a Francisco I. Madero, y como candidato a la Vicepresidencia a Francisco Vázquez Gómez, antiguo médico de Porfirio Díaz, de quién se había distanciado políticamente para entonces. Al mismo tiempo que se lanzaba esa fórmula de Madero-Vázquez Gómez, los convencionistas elaboraron un programa que iba a servir como bandera de lucha, y en la cual los principios de “no reelección” del Presidente y de los Gobernadores, y de “Sufragio efectivo”, eran esenciales.
Pronto surgieron diferencias entre los revolucionarios, divididos en tres grupos
Los villistas, que ofrecían un programa político y social se mostró siempre mas dispuesto a negociar con los liberales. Los zapatistas, que mantenían los principios formulados en el Plan de Ayala;( sus reclamos de restitución de la propiedad de la tierra a los campesinos) y los carrancistas, vinculados a la burguesía y deseosos de preservar los beneficios obtenidos por los generales, empresarios y abogados adictos a Carranza.
Durante el proceso armado de la Revolución Mexicana, se identificó a las principales fuerzas militares por el primer apellido de sus caudillos; así, los integrantes del Ejército Constitucionalista recibieron el nombre de carrancistas; los miembros de la División del Norte y sus aliados fueron conocidos como villistas y, finalmente, los militares del Ejército Libertador del Sur se llamaban así mismos zapatistas.
Grupos revolucionarios: Su principal propósito era quitar del poder a Porfirio Díaz, y más igualdad entre las diferentes clases sociales.
Los revolucionarios, estaban divididos en tres grupos: los villistas, que ofrecían un programa político y social poco definido. (Estaban liderados por Pancho Villa); los zapatistas, (liderados por Emiliano Zapata) que mantenían los principios formulados en el Plan de Ayala; y contrarios a estos estaban los carrancistas, vinculados a la burguesía y deseosos de preservar los beneficios obtenidos por los generales, empresarios y abogados adictos a Carranza.

Acciones revolucionarias:
Plan de San Luis de Potosí: Este acuerdo prometía revisar los abusos que había cometido el gobierno anterior con los terrenos de las personas y devolverlos a quienes se los habían arrebatado, fue realizado por Francisco Madero ya que se estaba consumando un nuevo fraude electoral, este fue encarcelado y Díaz quedo libre. Los antirreelecionistas realizaron protestas y de esta manera se puso en libertad a Madero.
Francisco M. huyo a Texas y dio a conocer este plan para que el pueblo mexicano tome las armas y se defienda para terminar con la dictadura y la oligarquía.
En la alianza nacional antirreelecionista se mostró la influencia del liberalismo y la desradicalización de la oposición. Estos se plantearon la vuelta al régimen constitucional y la necesidad de reformar la ley electoral y dar libertad de prensa y enseñanza, mejorar las condiciones de trabajo de los obreros nacionalizar al personal ferroviario, proteger al indígena, fomentar las grandes y pequeñas industrias y afianzar las relaciones con los países latinoamericanos con el objetivo de lograr la unión de republicas centroamericanas.

Presidencia de Madero: El gobierno procedió al desarme de las fuerzas revolucionarias, pero los zapatistas se negaron a ello, exigiendo garantías de que serían atendidas sus demandas en favor de una solución para el problema agrario. El general Victoriano Huerta combatió a los zapatistas del estado de Morelos en los meses de julio y agosto de 1911, los derrotó en Cuautla y los obligó a refugiarse en las montañas de Puebla. Sin embargo, en las elecciones presidenciales resultó elegido Madero, quien tomó posesión de su cargo el 6 de noviembre de 1911, pero que no logró alcanzar un acuerdo con Zapata ni con otros líderes agrarios por su falta de sensibilidad para resolver los problemas sociales planteados por el campesinado.
El 28 de noviembre de 1911, Zapata proclamó el Plan de Ayala, en el que se proponía el reparto de tierras y la continuación de la lucha revolucionaria. Orozco, tras ser nombrado por los agraristas jefe supremo de la revolución, se sublevó en Chihuahua en marzo de 1912, y otro tanto hicieron los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz en Nuevo León y Veracruz respectivamente. El Ejército federal, al mando de Prudencio Robles y Victoriano Huerta, reprimió con dureza los levantamientos, estableciendo campos de concentración, quemando aldeas y ejecutando a numerosos campesinos. En la ciudad de México tuvo lugar en febrero de 1913 la que se denominó Decena Trágica, enfrentamiento entre los insurrectos y las tropas del general Huerta, que causó alrededor de 2.000 muertos y 6.000 heridos. Con la insólita mediación del embajador estadounidense, Henry Lane Wilson, el general Huerta llegó a un acuerdo con el general Díaz, destituyó a Madero y se autoproclamó presidente el 19 de febrero de 1913. Cuatro días después el presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez fueron asesinados por órdenes de Huerta.
El gobierno de Huerta no fue reconocido por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, quien el 26 de marzo de 1913 proclamó el Plan de Guadalupe, bandera de la revolución constitucionalista, por el que se declaraba continuador de la obra de Madero y procedía a la formación del Ejército constitucionalista, al que no tardaron en sumarse el coronel Álvaro Obregón en Sonora, y Pancho Villa en el norte, mientras Zapata volvía a dominar la situación en el sur y este del país. La oposición a Huerta en la capital se realizó a través de la Casa del Obrero Mundial, de tendencia anarquista y defensora de las clases obreras urbanas, pero cercana a los planteamientos agrarios del movimiento zapatista, al que dotaron de una ideología más definida, y del lema “Tierra y Libertad”, que los alejaba tanto de Huerta como de Carranza. Las tropas constitucionalistas, formadas por campesinos y gentes del pueblo, derrotaron al Ejército federal por todo el territorio nacional: Villa ocupó Chihuahua y Durango con la División del Norte; Obregón venció en Sonora, Sinaloa y Jalisco con el Cuerpo de Ejército del Noroeste; y Estados Unidos, tomando partido por los oponentes a Huerta, hizo desembarcar su infantería de Marina en Veracruz el 21 de abril de 1914. Después del triunfo constitucionalista en Zacatecas el 24 de junio de ese mismo año y la ocupación de Querétaro, Guanajuato y Guadalajara, Huerta presentó la dimisión el 15 de julio siguiente y salió del país. En el Tratado de Teoloyucan se acordó la disolución del Ejército federal y la entrada de los constitucionalistas en la capital, que se produjo el 15 de agosto de 1914.

Consecuencias: Dicen que la historia la escriben los vencedores, y algo de cierto debe haber, puesto que cuando se hablaba de la Independencia se refería a muchos mexicanos (auténticos) que, cansados de la injusticia y opresión de los españoles, habían tomado las armas, en pos de hacer de México una nación libre: "Habían entregado sus vidas para dar patria y libertad".

Los influyentes hicieron alianzas para no perder sus privilegios, el clero adoptó postura neutra, los mexicanos tuvieron acceso a los servicios básicos, pero en general, la historia poco cambió: "Los pobres siguieron pobres y los ricos conservaron su poder".

Como resultado de la guerra, prevalecía en México un ambiente de inestabilidad política, social y económica (fue en este período en que se adquirieron fuertes compromisos con otros países, una deuda eterna), con todo lo que esto conlleva, todos tenían diferentes ideas, y a su modo trataban de imponerlas, surge una república "a la mexicana", ya hay pequeños pero numerosos grupos inconformes, desilusionados de la nueva condición del gobierno, y que continuamente participaban en disturbios al orden: "La nueva nación era libre, pero estaba desunida".


Para entonces, más allá del clima político, la nación, la verdadera nación, que constituían campesinos y obreros, estaba convencida de que solo se había cambiado la imagen, estaban convencidos de que los ideales de los héroes de la revolución, se habían vuelto humo, pues la condición de "los de abajo" seguía siendo difícil, podían ser educados, pero ¿Quién trabajaría (y les daría de comer) mientras estudiaban?, los cacicazgos, por los que ellos padecían, se habían mantenido a pesar de tanta revuelta: "Eran los mismos, pero más cansados".

Con el paso del tiempo, más y más voces se fueron uniendo a quienes pugnaban por una repartición más justa de el suelo, pues en aquel entonces (como si ya no estuviera vigente esto), la gran mayoría de los campesinos, no eran dueños ni de la tierra que cultivaban ni del techo que los cubría. Así entonces, sin nada más que perder, muchos mexicanos y mexicanas (no olvidemos a las célebres "adelitas", mujeres que se iban a "la bola" detrás de sus hombres, "para morir iguales"), patriotas cuyos nombres hoy no están grabados en algún monumento, se levantaron en armas en una desigual guerra, cuyo resultado ofrecía muchas ilusiones y esperanzas, y aunque sabían que muchos de ellos no disfrutarían de los logros, tenían la confianza de que al menos sus hijos vivirían en un país "más parejo": "porque más vale morir como valiente, que morir como cobarde, ¡Viva la Revolución!".
Conclusión: En la búsqueda de información que hicimos para la realización de este trabajo, notamos las diferentes ideologías entre los autores de las versiones de “la revolución Mexicana”.

Para muchas personas significó el creciente protagonismo en la política, la ampliación y el fortalecimiento del estado. Mientras que para otros significó la desigualdad entre ricos y pobres como la que venía desde antes de la misma. Y además daban a entender que la revolución no tuvo sentido.

Muchos dicen que para lograr la libertad, la igualdad, y la seguridad solo se obtendría a partir del uso de las armas. Esta revolución se convirtió en una guerra civil en la que muchos mexicanos debían derramar su propia sangre, atacada por otro hermano de su misma nacionalidad.
Fuentes consultadas:
- Enciclopedia temática Billiken
- Libro de historia Editorial Estrada
- Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
- www.canal22.org.mx/revolucion_mexicana/t_causas2.html

ALGUNOS LÍDERES DE LA REVOLUCION



EMILIANO ZAPATA: Emiliano Zapata (c. 1879-1919), líder revolucionario y reformador agrarista mexicano.


Zapata en los inicios de la revolución: Nacido en Anenecuilco (estado de Morelos), era hijo de unos humildes campesinos. Inició sus actividades revolucionarias en 1909, cuando armó a 80 hombres que tomaron unas tierras para repartirlas entre los campesinos que las cultivaban, defendiendo que “la tierra es de quien la trabaja”. En 1910 se unió a las filas revolucionarias de Francisco I. Madero, cuyo objetivo era poner fin al régimen de Porfirio Díaz. Al año siguiente, tras asumir Madero la presidencia, Zapata perdió la confianza en él y, después de declararse en su contra, formuló su propio programa de reforma agraria, presente en el denominado Plan de Ayala. Éste, proclamado el 28 de noviembre de 1911, no reconocía al gobierno de Madero y designaba jefe de la revolución a Pascual Orozco y, en su defecto, al propio Zapata. Bajo el lema de “tierra, justicia y libertad”, el Plan, obra del maestro Otilio Montaño, pretendía la recuperación de tierras y su redistribución entre los campesinos. Durante las presidencias del dictador Victoriano Huerta (1913-1914) y del constitucionalista Venustiano Carranza (1914-1920), Zapata siguió manteniendo sus actividades guerrilleras contra el gobierno y extendiendo su poder por todo el sur de México.

Lider revolucionario y mito: En 1913, después de que Orozco fuera declarado traidor por haberse unido a Huerta, se convirtió en jefe de la Revolución. Al año siguiente, junto con Francisco (Pancho) Villa, quien había aceptado el Plan de Ayala, entró en la ciudad de México al frente del llamado Ejército Libertador del Sur. En 1915, Zapata se retiró a Morelos, donde continuó defendiendo sus posiciones frente a las tropas constitucionalistas.
El movimiento zapatista llegó a contar con aproximadamente 15.000 hombres. En general, estaban bien armados y, aunque su entrenamiento y organización pudieran ser deficientes, lucharon con un elevado grado de solidaridad bajo la consigna “tierra y libertad”. Zapata defendía que las propiedades nacionalizadas fueran entregadas a los campesinos sin tierras o que sus rendimientos sirvieran para proteger a las viudas y huérfanos de los caídos por defender los ideales del Plan de Ayala. En la Convención de Aguascalientes (1914), se pretendieron imponer, sin éxito, estos postulados.
El 10 de abril de 1919, Zapata fue asesinado en la Hacienda de Chinameca (Cuautla), la misma en la que se entrevistó con Madero en 1911. Fue víctima de una emboscada autorizada por el presidente, Carranza, organizada por el general Pablo González y ejecutada por el coronel Jesús Guajardo. Esta traición causó una enérgica condena de la opinión pública y de gran parte de los propios sectores constitucionalistas. El cadáver de Zapata fue llevado a Anenecuilco, y sus restos reposan actualmente en Cuautla, al pie de la estatua que allí le fue erigida.
Protagonista fundamental de la Revolución Mexicana, Emiliano Zapata fue considerado por sus enemigos un simple saqueador, mientras que los campesinos y gran parte del pueblo elevaron su figura a la condición de héroe y mito revolucionario. Su vida ha inspirado innumerables leyendas y corridos populares.





FRANCISCO VILLA o PANCHO VILLA: (1878-1923), líder revolucionario mexicano. Nació en Río Grande (San Juan del Río, Durango) y fue bautizado con el nombre de Doroteo Arango. Se dedicó a las labores agrícolas y destacó como un excelente caballista. Quedó huérfano muy pronto, y por defender a su hermana, agredida por el dueño de la hacienda en la que trabajaba, tuvo que huir a la sierra de la Silla perseguido por la justicia, que le calificó de bandido y delincuente. Fue en ese momento cuando cambió su nombre por el de Francisco (o Pancho) Villa. Aproximadamente en 1900 se desplazó al estado de Chihuahua, donde los hacendados empezaban a apropiarse de las mayores y mejores tierras. Este proceso se agudizó entre 1907 y 1910 y, al tornarse crítica la situación, comenzó a gestarse el que se ha dado en llamar movimiento de Guerrero, considerado el foco principal de la Revolución Mexicana en el estado de Chihuahua.


Para entonces, y en tal contexto, Villa ya era uno de los bandidos más famosos del estado. La amistad con Abraham González le inclinó a apoyar decididamente la causa de Francisco I. Madero, candidato a las elecciones presidenciales de 1910 en abierto desafío al continuismo de Porfirio Díaz. Tras su marcha hacia sierra Azul, el 22 de noviembre de 1910 tenía ya a punto su primera tropa para luchar por la Revolución. A finales de marzo de 1911, conoció a Madero en la hacienda de Bustillos (Chihuahua). Sus dotes como líder y combatiente quedaron de manifiesto en numerosas batallas victoriosas, que le valieron el grado de coronel. Durante la administración de Madero, sirvió a las órdenes del general Victoriano Huerta, encargado por el gobierno de someter a los seguidores de Pascual Orozco. Por su lealtad y méritos en campaña ascendió a general brigadier honorario. El recelo de Huerta estuvo a punto de costarle la vida; condenado a muerte por insubordinación, en 1912 se fugó de la cárcel militar en la que había ingresado.
Huyó a Estados Unidos y se instaló en El Paso (Texas), pero en 1913, al ser asesinado Madero, cruzó clandestinamente la frontera y, con la firme intención de combatir contra Huerta, se unió a la oposición revolucionaria que encabezaba Venustiano Carranza. Al frente de un improvisado ejército, durante ese mismo año se hizo con el control del estado de Chihuahua y formó la División del Norte, a cuyo frente ocupó las ciudades de Torreón (donde, el 7 de octubre, contrajo matrimonio con Juana Torres) y Juárez. En 1914 tomó Zacatecas, hito de las armas revolucionarias que tuvo como consecuencia inmediata la caída de Huerta. A continuación entró en contacto en Xochimilco con Emiliano Zapata, y ambos entraron en la ciudad de México en noviembre de ese año, tras rechazar la autoridad de Carranza. En 1915, Villa controlaba todo el norte de México. Cuando Carranza retomó el poder en 1916, Villa se mantuvo en la oposición, pero sufrió graves derrotas en la región del Bajío frente a las fuerzas del general Álvaro Obregón, por lo que se retiró a Chihuahua. Allí luchó para arrebatar a los grandes terratenientes sus propiedades, mostrándose de nuevo como el temido guerrillero de los primeros años.
El 9 de marzo de 1916 atravesó la frontera y atacó la ciudad de Columbus (Nuevo México, Estados Unidos). Para capturarlo, las autoridades estadounidenses enviaron una expedición comandada por John Joseph Pershing, que no cumplió su objetivo. Después de ser asesinado Carranza en 1920, Villa llegó a un acuerdo con el nuevo gobierno: logró ser amnistiado, le fue reconocido el grado de general de división, y recibió como obsequio el rancho de Canutillo, cercano a Hidalgo del Parral (Chihuahua), que pasó a explotar con antiguos compañeros de la División del Norte. El 20 de julio de 1923, Villa y su amigo el coronel Miguel Trillo fueron asesinados en una emboscada.
En diciembre de 2003 fueron presentadas sus memorias, que él mismo dictó a su ayudante Manuel Bauche, bajo el título Pancho Villa. Retrato autobiográfico. 1894-1914.


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